“Si ya es difícil, imagínate para mí…”

Banco Mundial

“Si ya es difícil, imagínate para mí…” es una publicación del Banco Mundial que aborda la situación de los jóvenes que están fuera de la escuela y del mercado de trabajo en el estado de Pernambuco (Brasil). La investigación [1] consistió en explorar las trayectorias, actitudes y percepciones de dichos jóvenes, poniendo el foco en las diferencias de género que determinan las causas y consecuencias de esta situación.

El trabajo de campo consistió en la realización de 77 entrevistas en profundidad a jóvenes (mujeres y hombres) de entre 15 y 29 años residentes en áreas urbanas y rurales. Se exploraron una variedad de temas, incluidos los contextos familiares y comunitarios; experiencias y percepciones sobre el trabajo y la educación; aspiraciones, planes para el futuro y barreras percibidas para implementarlos; y conocimiento sobre políticas públicas.

La investigación presenta en primer lugar una tipología elaborada a partir de los datos obtenidos en el trabajo de campo, en la que se observan tres perfiles diferenciados de jóvenes:

  • Los que no muestran aspiraciones por volver a la escuela o al mundo laboral. Está compuesta fundamentalmente por mujeres (rurales) que viven en pareja y tienen hijos a su cargo. Estas mujeres muestran además actitudes negativas con respecto a la participación de las mujeres en el mundo laboral y centran sus vidas en el ámbito doméstico.
  • Los que aspiran a volver a la escuela, regresar a la universidad o seguir carreras específicas, pero no toman medidas para alcanzar estos objetivos. Está compuesta por mujeres y hombres solteros (mayormente urbanos) que se emplean esporádicamente en trabajos informales. La falta de referentes que orienten a los jóvenes sobre cómo poder desarrollar sus aspiraciones, parece ser la explicación principal de su inacción.
  • Los que aspiran a regresar al trabajo o a la escuela y lo intentan continuamente, pero se enfrentan a barreras externas que no pueden superar. Compuesta de igual manera por hombres y mujeres que se enfrentan a desafíos como: la imposibilidad de conciliar empleo (informal) y aula, pocos recursos financieros o calificación, falta de transporte público seguro para moverse entre una actividad y otra, y en el caso de las mujeres que ya son madres, situaciones de discriminación por parte de los potenciales empleadores.
La culpa no es de los jóvenes. El estudio revela que algunas condiciones relacionadas con la pobreza y el género producen un conjunto de barreras difíciles de superar.

Los resultados también reflejan que la situación se vuelve más compleja para el caso de los jóvenes que viven en el ámbito rural… Por una parte, la escuela carece de sentido para ellos, los planes de estudio parecen desconectados de sus realidades y posibilidades percibidas, al tiempo que, especialmente en el caso de los hombres, estiman que la agricultura familiar es una actividad de alto riesgo que requiere un conocimiento muy específico y práctico que no hallan en la educación formal. Por otra parte y en el caso de las mujeres, el acceso limitado a la tierra, la información, los recursos financieros y las actitudes negativas hacia su participación en el mundo laboral, limitan su acceso a las oportunidades educativas y económicas en las zonas rurales.

En relación con lo anterior, las responsables de la investigación, argumentarán que el término «nem-nem» (ni-ni en español) no refleja bien la compleja realidad de estos jóvenes. “El término parece ocultar el hecho de que este es un grupo muy heterogéneo: los jóvenes están fuera de la escuela y del mercado de trabajo por una variedad de razones. Al tratarlos como un grupo homogéneo, los responsables de la formulación política no pueden proporcionar las medidas efectivas que les ayuden a cambiar estas circunstancias”.

La publicación finalizará por ello, con una serie de recomendaciones de políticas públicas para fortalecer la capacidad de los jóvenes para aspirar a objetivos, crear y llevar adelante sus proyectos de vida:

  1. Hacer incidencia sobre las barreras externas: suministro limitado de intervenciones gubernamentales y criterios de elegibilidad demasiado estrictos; tiempos y metodologías inadecuados de educación de adultos; falta de apoyo financiero, etc.
  2. Promoción de aspiraciones relacionadas con el trabajo y la educación entre los jóvenes, especialmente las mujeres: Promoción de las competencias cognitivas básicas y superiores, como pensamiento crítico, toma de decisiones, organización, eficiencia, resolución de problemas, comunicaciones escritas y orales, etc.
  3. Abordar las normas de género en las familias, la comunidad y a nivel individual.
  4. Intervenciones específicas para las áreas rurales: vincular el contenido educativo con la realidad de las mujeres y los hombres de las zonas rurales; promover la capacidad de la juventud rural para aspirar y crear autonomía, especialmente entre las niñas; conectar a los jóvenes con las oportunidades que hay en las ciudades, asegurando el transporte y la movilidad asequibles, etc.

Notas