Medioambiente
16 septiembre 2019

El liderazgo juvenil en la respuesta social frente al cambio climático

Somos la generación de un cambio climático radical.
Individuos que andan por el mundo sin centro de gravedad.(...)
Somos herederos de algo que ya no queremos (...)
Bichos del XXI, no es nuestro futuro,
vamos a dejar bien alto el pabellón.

El próximo 23 de septiembre, la Sede de Naciones Unidas en Nueva York reunirá a los principales líderes mundiales en una Cumbre sobre acción climática que busca ofrecer una respuesta global al mayor desafío de nuestro tiempo, el cambio climático. Los objetivos establecidos por el Secretario General, Antonio Guterres, son claros, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 45 % en los próximos diez años y a cero para 2050, así como, el establecimiento de planes concretos y realistas que den cumplimiento a los objetivos del Acuerdo de París [1].

La Cumbre realiza sobre todo un llamado a la acción colectiva global para la transformación completa de las economías siguiendo los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), es por lo que, junto a los representantes de los Estados Miembros, se reunirán líderes financieros, empresariales, de la sociedad civil y locales de sectores públicos y privados. Pero sobre todos estos actores cabe destacar, el reconocimiento (casi por primera vez) del papel específico y diferenciado de la juventud como grupo de interés que con mayor fuerza está presionando a las élites del poder global para adoptar compromisos específicos en la lucha contra el cambio climático, no es casualidad que días antes (el 21 de septiembre), la propia organización haya convocado una Cumbre de la Juventud por el Clima. No obstante, la movilización juvenil está desbordando los canales de participación previstos por Naciones Unidas y en general, por el tejido institucional clásico de todos los países. Desde el 20 al 27 de septiembre se ha convocado una Huelga Global por el Clima (#ClimateStrike) liderada por los jóvenes adheridos al movimiento School strikes / Fridays for Future con más de 2400 eventos organizados en 115 países, en la que se prevé como una de las mayores (si no la mayor) movilización climática global hasta la fecha.

La primavera climática. Lo que nadie esperaba

Es un lugar común en la literatura sobre juventud, referenciar a los jóvenes de las dos últimas generaciones (por simplificar Millennials y Generación Z) en términos de participación política, como mayormente desmovilizados, individualistas, con escaso interés por los asuntos colectivos y por concederles algo, mayormente identificados con un softactivismo [2]. Es por lo que buena parte de la ciudadanía “global” ha recibido esta gran movilización juvenil por el clima, con una mezcla de sorpresa y ¿por qué no?, de esperanza. Sin embargo, los mimbres de esta gran movilización estaban expuestos en diversos estudios, especialmente en lo que respecta a tres elementos:

  1. la mayor preocupación de los jóvenes con respecto a los adultos por el cambio climático [3].
  2. la recuperación del interés por la política en general [4], y
  3. el dominio de las tecnologías para la movilización social.

Como ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia, solo faltaba una chispa que encendiera las llamas de la protesta social y esta chispa la plantó (en gran medida) Greta Thunberg el 20 de agosto de 2018, cuando decidió faltar a clase para sentarse frente al parlamento sueco con un cartel que decía: Skolstrejk för klimatet (huelga escolar por el clima). Este acto solitario de desobediencia civil se trasformó en apenas un año en miles de huelgas estudiantiles en 2.223 ciudades, llegando a movilizar a 1,4 millones de jóvenes en todo el mundo.

¿Qué está motivando a millones de estudiantes a seguir el ejemplo de Greta? La respuesta de una representante de Fridays for Future (España) en entrevista para el Observatorio de la Juventud (OJI), es clara y rotunda:

“Nuestra generación es la “generación del cambio climático” básicamente porque nos hemos dado cuenta de que somos a los que nos va a afectar directamente. Nos estamos moviendo porque por desgracia nos hemos dado cuenta de que somos los únicos que vamos a poder hacerlo. Si no lo hacemos nosotros, nuestros hijos ya se mueren”.

Estos jóvenes no restan importancia al movimiento ecologista que desde muchas décadas atrás lleva alertando de la insostenibilidad del sistema de producción mundial. Pero sí se reconocen como la primera generación que se ha visto obligada a plantear su movilización como una cuestión existencial, ya no se trata de luchar por un futuro mejor, sino por un posible y sostenible. Este argumento defendido por la mayoría de los estudiantes puede parecerles a algunos lectores un tanto exagerado, pero lo cierto es que los datos les dan la razón:

Según el IPCC (2019), para el año 2050, es probable que un niño nacido en 2000 experimente concentraciones atmosféricas de CO2 de entre 463 y 623 partes por millón en volumen (ppmv), en comparación con aproximadamente 400 ppmv que había en 2016. Es probable que vivan entre 8.4 y 11.3 mil millones de personas más en un planeta que será entre 1.5° C y 2º C más cálido, con niveles del mar más altos en 5,32 cm en comparación con 1990 (IPCC 2013). Lo que tendrá fuertes impactos sobre los ecosistemas y para la salud y bienestar de las personas, especialmente las que viven en lugares y países en vías de desarrollo.

Gráfico 1. El cambio climático en tu vida
Fuente: https://climate-life-events.herokuapp.com

Los jóvenes se están movilizando igualmente para defender sus intereses (Wahlström et al, 2019, p.14), situando su protesta en el marco de un debate ético de carácter intra e intergeneracional:

Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo, pero les están robando su futuro ante sus propios ojos.

Por un lado, le están diciendo a las élites del mundo adulto que tomen las medidas necesarias para frenar el daño y proteger los derechos humanos más básicos (el derecho a la vida, a la salud y a la subsistencia) y, por otro lado, que se hagan responsables de no causar daños a las generaciones futuras.

El sentimiento que destilan las palabras de Greta es el de una generación que ve su futuro amenazado por la desidia o la codicia de la clase dirigente a nivel global. Ya no se van a conformar con palabras vacías del estilo “Necesitamos que nos ayudéis”, “Sois el futuro”, sino van respaldadas de acciones que vayan a asegurar verdaderamente ese futuro. Apunten un nuevo término que se esta popularizando entre los jóvenes activistas, es el de youth-washing, utilizado para describir o más bien para denunciar la utilización de la imagen de los jóvenes por parte de los responsables públicos o de las empresas, para vender la idea de que se preocupan por el medio ambiente cuando sus acciones son puramente cosméticas o propagandísticas. Y es que como señala un estudio realizado en 13 ciudades europeas sobre el perfil de los jóvenes que participan en las protestas de Fridays for Future, las motivaciones de los chicos y chicas para movilizarse también serían de tipo instrumental, como:  «Presionar a los políticos para que hagan que las cosas cambien» (91% de acuerdo o muy de acuerdo) y «sensibilizar al público»(entorno al 85% de acuerdo o muy de acuerdo) (Wahlström et al, 2019, p.15).

Activismo juvenil por el clima. Diversidad y lugares comunes

Después de haber apuntado algunas ideas que explican por qué los jóvenes se están movilizando, tocaría ahora hablar sobre cómo lo están haciendo, y aquí claro está, entramos en un amplio espectro de fórmulas de participación (formal y no formal) que se ve reflejado en la gran cantidad de organizaciones y movimientos juveniles que han proliferado especialmente durante los últimos cinco años. En este artículo las vamos a clasificar utilizando la tipología de O’Brien, Selboe y Hayward (2018) y vamos a citar algunos ejemplos que puedan situar al lector en este basto universo.

Esta tipología identifica tres formas interrelacionadas en las que los jóvenes van a disentir de las políticas, sistemas y relaciones que contribuyen al cambio climático: la disidencia obediente, disruptiva y peligrosa.

  • La disidencia obediente: representa casos en los que los activistas juveniles trabajan dentro de los espacios institucionales convencionales para expresar su descontento y para promover respuestas alternativas al cambio climático. Sería el ejemplo de las secciones juveniles de los partidos políticos (Equo Joven, Jóvenes Verdes Europeos, etc.), organizaciones ambientales clásicas y organizaciones que se sitúan bajo el paraguas de Naciones Unidas como YOUNGO. También entraría en esta categoría el Green New Deal impulsado por la joven congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez.
  • La disidencia disruptiva: en este caso los jóvenes activistas cuestionan y buscan modificar las estructuras políticas y económicas existentes (acusadas de mantener practicas insostenibles e injustas), a través de fórmulas de participación no convencional como huelgas, manifestaciones, boicots, etc. Sería un tipo de disidencia más acorde con movimientos sociales como Fridays for Future, Extinction Rebellion, the Sunrise Movement o Zero Hour.
  • La disidencia peligrosa: al igual que la anterior, se trataría de un tipo de activismo que se manifiesta contra las instituciones y las relaciones de poder existentes, pero en este caso se hará de manera más propositiva, generando sistemas alternativos de producción, consumo y organización social. Como ejemplo se podría citar al Movimiento por el Decrecimiento.

Tal y como apuntan los autores, los tres tipos de disidencia no son mutuamente excluyentes, ni son descripciones de cómo los jóvenes ven o juzgan sus propias acciones. Solo capturan las diferentes formas con las que el activismo juvenil está enfrentando la cuestión climática.

Fotografía: Joe Brusky (Flickr).

A pesar de esta gran diversidad, todas estas organizaciones y movimientos juveniles se están integrando en redes de acción trasnacional que pueden ser descritos como “movimientos de movimientos”, y aquí se hace necesario destacar: el movimiento por la justicia climática y el movimiento por la emergencia climática.

El primero surge a principios de los 2000 y defiende esencialmente que la lucha contra el cambio climático no se focalice solo en el control de la temperatura y la mitigación, sino se oriente hacia la defensa de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de toda la comunidad internacional, en especial de los países y las personas más vulnerables al cambio climático y a sus efectos (Borrás, 2006). El segundo surge en la actualidad y al calor de la movilización juvenil para exigir respuestas inmediatas frente a la crisis, en términos concretos lo que se busca es presionar a las autoridades públicas para que declaren la emergencia climática (actualmente se estima que 1003 jurisdicciones y gobiernos locales en 13 países han realizado esta declaración), aunque es necesario apuntar que se trata de un acto jurídico de carácter no vinculante y sin medidas concretas que lo respalden no tiene ningún efecto. Pero más allá de este acto, lo que buscan movimientos como Fridays for Future o Extinction Rebellion es inducir un sentimiento, un estado “psicológico” de emergencia en la opinión pública global que presione para la adopción de medidas excepcionales y eficaces para frenar la crisis.

Interseccionalidad y solidaridad. Las lecciones del activismo juvenil

La gran importancia de movimientos como Fridays for Future en su capacidad para movilizar a tantos jóvenes que, a través de su activismo climático, se están convirtiendo en ciudadanos comprometidos. ¿Solo con la cuestión ambiental?, más bien no. De hecho, si hay algo que diferencia a esta nueva generación de jóvenes activistas es su defensa de la interseccionalidad [5].

La comprensión compartida de lo que supone el concepto de justicia climática (al que nos hemos referido anteriormente), y del hecho de que el cambio climático afecta en mayor medida a las personas y a los países más vulnerables, les impone conectar la lucha por el clima con la lucha por la igualdad de género y por la equidad económica y social. Esto se aprecia, por poner un ejemplo, en el manifiesto de Jóvenes Amigos de la Tierra Europa.

En una entrevista para el Observatorio de la Juventud (OJI), una joven representante del movimiento Fridays for Future nos expuso su visión con respecto a la relación entre feminismo y ecologismo:

“El ecologismo y el feminismo ponen la vida en el centro. Todos dependemos de una vida que nace de las mujeres, de los hombres, que nace del planeta y de todos los animales. El feminismo y el ecologismo son dos luchas interrelacionadas porque hablan una de la otra. Las dos hablan de justicia, de igualdad y de respeto mutuo entre todo tipo de individuos”.

La migración tampoco se escapa de la órbita de temas que conectan con el activismo climático. “La justicia climática es la justicia de los migrantes” afirmaba Emma Lim (organizadora clave de la Huelga Global en Canadá). De esta manera el 16 de junio de este año, el grupo juvenil colaboró con la Red de Justicia Migrante para organizar una serie de manifestaciones y marchas contra el racismo.

La defensa de la interseccionalidad también se impone hacia el interior de las propias organizaciones y movimientos juveniles por el clima, defendiendo la visibilidad y representación de los grupos sociales que tradicionalmente ocupaban un lugar muy secundario en los movimientos ecologistas de décadas pasadas (negros, latinos, mujeres, etc.).

“Fuimos a la oficina de Feinstein [6] porque sabemos que nuestro futuro y el futuro de los que nos siguen están en juego. Y sabemos que no podemos hacerlo sin estar unidos a través de la raza, la clase, el género y las fronteras”. Maya Carlson, joven activista.

Los jóvenes ciertamente están construyendo movimientos mucho más diversos e inclusivos, en un escenario de acción mucho más amplio que contempla la defensa de los derechos humanos y de nuestra casa común.

Una reflexión final. “Somos mucho más que un hastag”

Todavía quedan muchos escépticos que valoran esta preocupación de los jóvenes por el clima como una moda, como algo que empieza y termina en un hastag compartido por “X” millones de usuarios a través de las redes sociales. Pero lo cierto es que esta generación de nuevos activistas esta invirtiendo muy poco tiempo y esfuerzo en rebatir esta opinión, para ellos creo que no es algo excesivamente importante:

Ustedes no están obligados a escucharnos, al fin y al cabo, no somos más que chavales. Pero ustedes sí tienen el deber de escuchar a la ciencia. Es todo lo que pedimos: que se unan tras la ciencia.

Todavía no han conseguido que los grandes poderes políticos, económicos, etc. escuchen a los científicos, habrá que esperar a ver cómo concluye la Cumbre sobre acción climática y el resto de foros regionales y temáticos que le van a suceder. Pero lo que sí han conseguido es que los escuche gran parte de la ciudadanía global, elevando nuestra conciencia climática y exigiendo a nuestros gobernantes (y también a nuestras empresas, fábricas, etc.) una mayor rendición de cuentas con respecto a las cuestiones medioambientales. En definitiva, han contribuido “con creces” a situar la lucha contra el cambio climático como una prioridad en la agenda política global. Esta es su primera victoria, esperemos que sigan sumando muchas más.

Logo del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica (OJI)

Ariana Pérez

Notas

  • [1]

    Es un acuerdo dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. UNFCC.

  • [2]

    Se trata de un concepto acuñado por Zygmunt Bauman que se refiere a jóvenes para quienes les resulta más fácil “compartir una noticia con alguna frase que les suene revolucionaria o firmar una petición que participar en una manifestación en el escenario menos amable de la realidad, al que habitualmente hay que desplazarse”. González-Anleo, 2017.

  • [5]

    El concepto de interseccionalidad surge de la teoría crítica feminista para mostrar cómo las distintas formas de discriminación (sexismo, racismo, clasismo, etc.) interactúan y se constituyen mutuamente una a otra. En lo que respecta a la práctica política, el enfoque interseccional trata de abordar conjuntamente todos estos ejes de discriminación y actuar sobre sus causas estructurales.

  • [6]

    Senadora (del partido demócrata) de Estados Unidos por California.

Bibliografía

  • Borrás, Susana. (2016). Movimientos para la justicia climática global: replanteando el escenario internacional del cambio climático. Relaciones Internacionales.
  • González-Anleo, J.M. (2017). Integración sociopolítica: ¿Ha revertido el tiempo de crisis la estrategia de enroque social juvenil? En González-Anleo y López-Ruiz, Jóvenes Españoles entre dos siglos 1984-2017 (pp. 53-102). Madrid: Fundación SM
  • O’Brien, K., Selboe, E., & Hayward, B. (2018). Exploring youth activism on climate change: dutiful, disruptive, and dangerous dissent.
  • Wahlström, M., Sommer, M., Kocyba, P., de Vydt, M., De Moor, J., Davies, S., … & Saunders, C. (2019). Protest for a future: Composition, mobilization and motives of the participants in Fridays For Future climate protests on 15 March, 2019 in 13 European cities.